El 11 de abril de 2002 el que era Presidente del Gobierno, D. José María Aznar, concedió una entrevista a D. Luis del Olmo, en Onda Cero, en la que aludió a su competidor directo Iñaki Gabilondo.
Luis del Olmo llevó a su programa a José María Aznar y le preguntó, no se sabe si por recochineo o por caridad, que por qué no se dejaba entrevistar por Iñaki Gabilondo. En ese momento se produjo un larguísimo silencio. Luis del Olmo hubo de aclarar a la audiencia que aquel silencio no era debido a una interrupción del programa, sino a que el señor Presidente del Gobierno no respondía. Aznar se había quedado como sin habla. “No se ha cortado la emisora. Es un silencio que se está produciendo en este momento”.
Dicen que el silencio es la prudencia del sabio. El Libro de los Proverbios advierte que «al que calla se le entiende». Pues es verdad, ya que a Aznar se le entendió más ese silencio que todas sus palabras.
Las claves de la tensión con Gabilondo
El Presidente contesto con carcajadas. “Del mismo modo que usted puede tener mucho interés en entrevistar al Presidente del Gobierno, el Presidente del Gobierno puede tener la libertad de conceder o no la entrevista. Es un ejercicio de libertad ¿no?”
La relación entre el periodista y José María Aznar, estuvo marcada por los ataques directos del periodista del Grupo Prisa. El director del programa “Hoy por hoy” de la SER, se posicionó a favor del diálogo con ETA y en contra de la idea del Gobierno de asociar las ideas de nacionalismo y asesino. “Yo no aceptaba ese juego. Ellos estaban jugando de una manera muy brutal ese argumento, queriendo hacer cosas que yo matizaba porque no estaba de acuerdo.” Explicó Iñaki en una entrevista a “Público”.
Pero la relación explotó cuando la guerra de Irak, el propio Gabilondo reconocía que “nosotros le zurramos mucho durante la guerra de Irak. Fue cuando más leña le dimos. Mucha, mucha, mucha. Siempre dije que Aznar saca lo peor que hay en mí. Yo, que siempre he sido un tipo muy templado, me puse como una loba con ese tema. Todos estaban sorprendidos de mi mala hostia. Al ver los medios americanos, notaba cómo se estaba fraguando un montaje descomunal. Aquello era el timo de la estampita. Y yo era un periodista con un programa grande y una responsabilidad y tenía que decirle a la gente que aquello era una cabronada. No era un jueguito de discrepancias. Así y todo, Aznar no sólo tenía tensión conmigo, sino con el Grupo Prisa. Al ser presidente, no concedió entrevistas a nadie de la Ser”.
Iñaki, llegó a pedir perdón por las formas, pero no por el fondo, lo que no sabemos es si Aznar llegó algún día a perdonarle.
Ese derecho nadie lo discute, pero Luis del Olmo quería saber por qué el presidente del Gobierno, que no lo había ejercido con él, sí lo ejercía con Iñaki Gabilondo. Y ahí Aznar se metió en la pecera.