Era una mujer sin excesivas manías y eminentemente práctica, poco dada a frivolidades y famosa por ser austera hasta la médula, incluso tirando a tacaña. Es cierto que tenía una de las fortunas más destacadas del mundo, pero ella desayunaba cada día unos sencillos cereales de una marca muy popular que hacía guardar en unos tupperwares porque decía que así se mantenían más frescos.
Sus gustos culinarios eran igualmente sencillos, con predilección por el pescado, sobre todo por el lenguado de Dover. También le encantaba el salmón y, cuando estaba en Balmoral, en Escocia, solía disfrutar de las típicas truchas del lugar. La carne, a pesar de lo que siempre insistían sus médicos, solía ser roja, y le gustaba especialmente la de venado. No solía probar el vino y en las comidas bebía agua.
Todas las noches antes de irse a la cama
El alcohol se lo reservaba para el aperitivo. Antes de sentarse a comer, un lacayo se le acercaba con una bandeja de plata que portaba un Gin and Dubonnet (ginebra y un toque de vino especiado similar al vermú), con dos cubitos de hielo y una rodaja de limón a la que se le sacaban las pepitas con pinzas. Por la noche, después de cenar, tomaba una copa de champán. Antes de acostarse se tomaba un dry Martini, con el que conciliaba el sueño todas las noches.
Según Vanity Fair, los médicos tuvieron que aconsejar a la reina que dejara el alcohol, salvo en ocasiones especiales, para asegurarse de que gozara de una buena salud con vistas a las celebraciones para conmemorar el 70º aniversario de su reinado. “A la reina le han aconsejado que renuncie a su copita nocturna, que suele ser un Martini”, decía un amigo de la familia.
De hecho la ginebra, también tiene una amplia tradición de ser consumida por miembros de la Casa de Windsor, Isabel Bowes, madre de Isabel II, era reconocida aficionada a la bebida. Y la propia Isabel tenía, por asuntos de protocolo, prohibido tomar alcohol en público, pero de puertas del Palacio de Buckingham para adentro, era otra cosa. En 2020, comenzó a comercializar su propia marca, una ginebra hecha con extractos de frutos y bayas recolectados en el Palacio de Buckingham. El valor de cada botella era de 44 euros.