Tras el divorcio de su padre José Ortega Cano de Ana María Aldón, Gloria Camila se ha unido aún más al diestro y lo acompaña a los actos públicos a los que acude, demostrando así tener una relación padre e hija capaz de superar los malos momentos. Por su parte Gloria Camila ha abandonado el mundo de la televisión por el momento para dedicarse a su faceta como influencer en las redes sociales como principal fuente de ingresos.
La hermana de Rocío Carrasco tiene también una forma muy particular de tener siempre presentes a la gente que le importa, y es tatuándose la piel. Gloria Camila Ortega nunca ha escondido que es una gran fan de los tatuajes. La joven ya lleva muchísimos repartidos por todo el cuerpo y, ahora ha decidió hacerse algunos tatuajes más en las manos, algunos con dedicatoria.
Tatuajes con dedicatoria
La hija de José Ortega Cano ha acudido a su tatuador de confianza para hacerse varios dibujos en su piel en la zona de las manos que ella misma ha compartido en sus redes sociales. Uno de ellos es una dedicatoria a su madre, Rocío Jurado. La influencer se ha tatuado un número 111 al comienzo de su dedo pulgar, 11 porque es "el número favorito" de su madre, y junto al otro 1, conforma el 111, el número del ángel, que significa "intuición y confianza".
Pero ese no ha sido el único tatuaje que se ha hecho, también se ha tatuado una carita sonriente y una letra D, seguramente en honor a su pareja, David García, en sus respectivos dedos anulares; la frase "surviving time" (tiempo de sobrevivir) en sus muñecas, de la que dice: "Estos creo que son una realidad de las grandes"; "un koalita" en su dedo índice derecho, una mariposa en el corazón izquierdo y "unos puntitos" en forma de flecha hacia arriba en el índice de la misma mano.
Unos diseños que Gloria Camila ha añadido a la amplia lista de tatuajes con la que ya cuenta, habiendo eliminado previamente algunos como el que compartía con su ex, Kiko Jiménez, un proceso sobre el que se sinceró en su cuenta de Instagram: "Me preguntáis mucho sobre la eliminación del tatuaje cada vez que vengo. Es indoloro, uso crema anestésica. Se nota a partir de la segunda sesión. Cada dos meses toca sesión". Se trata de una técnica que puede llegar a tardar hasta tres años para que el dibujo se borre definitivamente, y el proceso total alcanza fácilmente los 3.000 euros.