Si algo nos ha enseñado el fútbol a lo largo de su historia es que el éxito es efímero. Un día puedes estar celebrando un gran triunfo y, pocas horas después, la realidad te hace olvidarlo rápidamente y centrarte solo en el presente. Eso es lo que le ocurre al Real Madrid, que acaba de ganar una Copa del Rey más que merecida, y tres días más tarde ha tenido el examen más exigente de la temporada, la eliminatoria contra el Manchester City para meterse en la final de la Champions.
Un partido entre, posiblemente los dos mejores equipos de Europa. Los blancos por ser los reyes de su competición fetiche, no en vano tienen 14 copas, y los citizens por tener la mejor plantilla posible que se puede pagar con dinero, y además con el considerado, mejor entrenador del mundo, el técnico de Sampedor, Pep Guardiola.
Todos los entendidos del planeta fútbol auguraban un partido de ida con un dominio absoluto del Manchester City en el Santiago Bernabéu, en donde muchos se preguntaban cuántos goles iba a meter el noruego Haaland. Lo cierto es que la primera media hora ese parecía el guión establecido, con un Madrid defendiendo en bloque bajo pero sin conceder ocasiones claras ante el dominio y la presión adelantada de los de Guardiola. Hasta que una transición llevada magistralmente por Camavinga, cedió el balón a Vinicius para que marcara un auténtico golazo.
Las tornas se cambiaron y el Madrid pasó a dominar el partido y la pelota hasta casi la mitad de la segunda parte, pero no pudo marcar el segundo, y en un robo de la presión alta del City, Kevin de Bruyne enganchó un cañonazo que igualó la contienda. De ahí hasta el final el marcador ya no se movería. Un auténtico partidazo digno de ser una final anticipada, con todo pendiente para la vuelta en El Etihad.
Contra todos y contra la historia
Sin embargo, para llegar a la final el Real Madrid deberá romper con una maldición histórica, y es que nunca superó una semifinal de la Copa de Europa tras empatar la ida en casa. Sin duda no son buenas noticias, pero también hay que decir que el año pasado y ante el mismo rival, la historia decía que nunca había conseguido remontar una eliminatoria de semifinales cuando ha perdido el partido de ida, y resulta que eliminó al City en el Bernabéu con una remontada para la historia, y acabó ganando la 14. ¿Será hora de romper otra maldición para llegar a la 15?