El belga Eden Hazard llegó al Real Madrid en 2019 con la vitola de estrella. Sus brillantes temporadas en el Chelsea, donde fue elegido el mejor jugador de la Premier League, y sus grandes actuaciones con Bélgica, sobre todo en el Mundial de Rusia 2018, le dieron la oportunidad de cumplir un sueño que nunca había ocultado, el de vestir la camiseta blanca del club presidido por Florentino Pérez.
El fichaje fue de los considerados estratégicos en el club blanco, ya saben aquello de que en el Madrid tienen que jugar siempre los mejores. Además un año antes se había ido Cristiano Ronaldo y Eden venía a rellenar ese hueco dejado por el astro portugués. Los de Chamartín llegaron a desembolsar 100 millones por el traspaso, aunque luego las cifras fueron elevadas hasta los 160 millones de euros.
Sin embargo desde que llegó al Santiago Bernabéu todo se torció. Cuando ya iba a comenzar La Liga la primera lesión: muscular, varias semanas fueras. Pudo jugar algunos partidos hasta que sufrió la segunda, una de las más graves: fisura en el tobillo y más de dos meses afuera. Y así hasta completar un largo historial de hasta 16 lesiones. En su quinta campaña en el Real Madrid el belga apenas suma 73 partidos oficiales y siete goles.
Un salario desproporcionado a su rendimiento
Esta escasa o casi nula participación en el equipo, y su falta de actitud en algunas ocasiones, han hecho que se convierta en un habitual el banquillo del Santiago Bernabéu, tanto para Zidane como ahora para Ancelotti, convirtiéndose en uno de los fichajes más decepcionantes de Florentino Pérez. Algo que a la afición no le ha sentado nada bien. Y es que el belga cobra un salario anual de 15 millones de euros netos, cuando en su última temporada en los blues cobraba 11,6.
La temporada que viene será la última del belga en el Real Madrid, pero pocos aficionados llorarán en su despedida, más decepcionados que enfadados con el centrocampista, estarán más pendientes de los Vinicius, Rodrygo y compañía.