Nuevamente, Joan Laporta, está en el foco de atención del mundo del fútbol tras su vuelta a la presidencia del Fútbol Club Barcelona, en la que hizo múltiples promesas de campaña que, a duras penas ha logrado cumplir y sólo algunas de dichas promesas, además de verse siempre inmiscuido en constantes polémicas con el club en base a sus decisiones irreparables, como la venta de propiedad del club con tal de ejecutar fichajes.
Sin embargo, el caso más escandaloso en el que está metido el presidente Laporta es, sin duda, el famoso ‘Caso Negreira’ en el que ha estado constantemente tratando de defender y preservar la imagen del club, así como sus propios intereses de salir afectado de alguna forma en la investigación y que, continúa siendo un factor importante para todo lo contrario en este caso.
Laporta no ayuda al club
Las constantes contradicciones que comete el presidente ante los micrófonos han provocado que el público comience a verse escéptico con el presidente, pues termina por intentar justificar lo que no es posible y, en algunos casos, hasta vuelve inverosímil ciertas ‘coartadas’ que utiliza con tal de proteger la imagen del club, pero sobre todo la suya.
Esta toma de decisiones ha generado más dudas en los encargados de la investigación del supuesto caso de corrupción deportiva y han girado su atención sobre el presidente, quién parece estar despreocupado por una supuesta ‘protección’ al haber prescrito sus posibles delitos, pero que, al querer proteger al club, está dejándolo cada vez más en mal con los investigadores y la jueza encargada del caso.
Ahora se le ha solicitado al presidente y al club, la entrega de las famosas cajas que mostró el presidente Laporta en la rueda de prensa en la que pretendía defender al club de las acusaciones pero que terminó siendo una asamblea de ataque al Real Madrid, y con ellas, todo el material audiovisual como escrito que contienen.
Un presidente sin escrúpulos
Si bien, la defensa de la institución por parte de Laporta es más que entendible, pues es lo que corresponde hacer, la constante inseguridad en sus declaraciones, las pérdidas de tiempo, inconsistencias y contradicciones provocan desconfianza entre los que están interesados en conocer la verdad de los pagos del club a Enríquez Negreira.
Laporta tiene claro que ni el club, ni él, deben de pagar por una administración desleal por parte de antiguos mandatarios y está dispuesto a llegar hasta las últimas instancias con tal de hacer justicia, siempre y cuando no se le investigue a él o verse inmiscuido en este caso de corrupción, que curiosamente, él comenzó desde su primer mandato.
