El caso de Jude Bellingham resulta muy curioso. Un jugador que a los 16 años jugaba en el Birmingham en la Championship inglesa. A los 17 ficha por el Borussia Dortmund teniéndose que ir a vivir fuera de su país a tan temprana edad, una nueva cultura y un nuevo fútbol al que adaptarse. Sin embargo para él no fue un problema.
Jude Bellingham a los 16 años jugaba en la Segunda inglesa, a los 17 en el Borussia Dortmund y a los 19 ficha por el Real Madrid
El que lo escuche hablar se dará cuenta rápidamente de que tiene la cabeza perfectamente amueblada. Por eso con tan sólo 19 años ha fichado por el Real Madrid, después de tres años muy buenos en la Bundesliga.
En Alemania ganó una Copa y perdió la liga esta temporada en la última jornada cuando su equipo lo tenía todo de cara, pero contaba con una baja muy importante, la suya. Una molestia en la rodilla lo apartó del partido y seguramente a su equipo del campeonato.
El nivel futbolístico que ha alcanzado pedía un salto en su carrera, y ha decidido dar el más grande que hay, hacia el mejor club del mundo, el de las 14 Champions. Para ello rechazó a clubes muy importantes de su país, atraído por la mística del Bernabéu y el ADN de la camiseta blanca.
Decidió renunciar a la mejor liga del mundo, la de su país, por jugar en el mejor club del mundo
Sin duda ha elegido el mejor destino para acercarse a ganar la Champions League, pero ha rechazado el más cómodo, volver a su país, cobrar más dinero y jugar en la que ahora es la mejor liga del mundo, la Premier.
Siguiendo los pasos de su ídolo Zinendine Zidane, al que se da un aire por su elegancia con la pelota, decidió apostar por el club con el que sueñan los mejores futbolistas del continente, incluso Mbappé a pesar de haber elegido el dinero el año pasado.
Ha elegido un proyecto deportivo muy atractivo, con jóvenes como Vinicius, Rodrygo, Camavinga, Valverde, Tchouamèni, Militão, que junto con él garantizan el futuro del equipo blanco la próxima década. Toni Kroos, Luka Modric, David Alaba o Carvajal serán los encargados de inocularle a los jóvenes ese ADN que ha convertido al Madrid en el club más laureado de la historia, el club por el que apostó Bellingham apostando a contracorriente.