Ronaldo Nazario llegó al Real Madrid en el año 2002 tras ganar el Mundial con Brasil. Se convirtió en el fichaje estrella de Florentino Pérez, que completó una plantilla de galácticos sin precedentes. El mundo entero miraba con asombro al vestuario del conjunto blanco.
El '9' no sólo era un fenómeno en el campo. Se hicieron famosas sus fiestas privadas, a las que acudían todo tipo de personalidades. Actores, modelos, políticos... Nadie se las quería perder.
Ronaldo entendía que debía ser feliz en su vida personal para poder rendir después sobre el césped. Lo llevaba en la sangre y, aunque le costó algún que otro tirón de orejas, supo compatibilizarlo.
Cumplidor
Algunas fiestas se alargaban hasta la mañana siguiente, pero contra todo pronóstico, después era el mejor: Así lo ha confesado su compañero e íntimo amigo Roberto Carlos en varias ocasiones: "Llegaba el partido y nos daba los 3 puntos".
Ronaldo siempre será recordado como uno de los mejores jugadores de la historia. Sus fiestas también eran legendarias, pero se quedan lejos del talento que llegó a demostrar sobre el césped. Un crack en toda regla.