Si a pie de calle cuesta llegar a fin de mes, en el mundo elitista del famoseo esto no parece ser un problema. Es el caso de Floyd Mayweather uno de los boxeadores más polémicos del panorama deportivo. El puño de oro americano gasta mucho dinero en lo que para otros son excesos. De ahí que adquiriera un Bugatti Grand Sport Vitesse por el módico precio de 3,5 millones de dólares.
Y si les parece un escándalo, imaginense cuánto puede costar un cambio de aceite, de ruedas o de filtros de uno de los coches de alta gama más caros del mercado. Pues eso, en mantenimiento se traduce a 50.000 dólares para mantener su joya en perfecto estado y es que la obstentación no solo se paga de primeras, sino que con ella se adquieren letras que por otro lado no parece que puedan arruinar al boxeador, al menos, de momento.
Su fortuna se calcula que es de unos 450 millones de dólares, una cifra que se sitúa en otra galaxia para el resto de los mortales. Pero aunque parezca para quien lee estas líneas que es imposible gastar todo ese dinero en siete vidas, no ocurre lo mismo en personas con esos caprichos. No es la primera vez que un multimillonario se ve en la ruina después de sumar exceso tras exceso.
A Mayweather, de momento, no le ocurre pero quién sabe. Sus niveles de gasto son desorbitados y la puesta a punto de su vida, a parte de su Bugatti seguro que no es barata. Al contrario, los coches de alta gama en su concesionario particular se multiplican así como sus famosas fiestas, ropa de lujo, cenas de 20 cubiertos y todo tipo de excesos que el resto de los mortales no puede llegar ni a imaginar.