La junta del F.C. Barcelona encabezada por Joan Laporta, están pasando por unos duros momentos al frente del club. Lo cierto es que desde su llegada no han parado de crecerle los problemas alrededor.
Nada más llegar se encontraron con un club en bancarrota debido a las pésimas gestiones realizadas por las anteriores directivas. Y sin tiempo para poder reaccionar tuvieron que hacer frente a la cruda realidad de no poder renovar a Leo Messi, el emblema del club tantos años, y que acabó saliendo hacia el PSG, gratis y entre lágrimas.
Consiguieron levantarse algo económicamente con las famosas palancas, hipotecando los ingresos futuros del club, para poder fichar a corto plaza esquivando el Fair Play financiero de LaLiga. Otro punto a favor en su gestión, al menos de cara a la galería, ha sido el de conseguir la financiación para el Espai Barça y la remodelación de Camp Nou. Aunque eso ha traído otros problemas como la mudanza temporal al estadio olímpico de Montjuic, que bastante menos capacidad que el Camp Nou, y por tanto una pérdida evidente en los ingresos por entradas y abonos.
Lo que pierden sin Leo
La posible vuelta a casa del hijo pródigo, Leo Messi, no sólo era buena a nivel deportivo, ya que aunque el argentino está en los últimos años de su carrera, su indiscutible calidad aún le hace ser un jugador diferencial para cualquier equipo. Pero quizá el valor añadido más importante de su vuelta era el económico. Un estudio acreditó que Messi generaba 235 millones de euros anuales antes de la pandemia.
Con la negativa a volver del crack argentino decantándose por el Inter de Miami, el F.C. Barcelona pierde al jugador y a un activo económico fundamental para su recuperación financiera. Las entradas, las ventas de camisetas, los sponsors que se hubiesen acercado al club, así como el aumento del valor de la marca Barça con la mera presencia del crack de Rosario, se han ido al traste. Aunque por otro lado, no hay que olvidar que si Messi se hubiese decantado finalmente por el equipo de Xavi, la ficha del jugador sería también una rémora económica para el club, sobre todo por la edad del jugador. Algo que fue uno de los problemas de su marcha de la ciudad condal hace dos años.