El ex tenista alemán Boris Becker ya ha salido de prisión. Ha pasado ocho de los 30 meses que debía permanecer en prisión en dos cárceles diferentes. Primero fue llevado a la que es considerada como la peor de Inglaterra, HMP Wandsworth, y después fue trasladado a la de Huntercombe, donde ha estado los últimos cinco meses por su delito de fraude fiscal.
Tras salir, Becker ha concedido su primera entrevista a la cadena alemana de Sat1, donde ha asegurado que su estancia en la cárcel, donde "les importa una mierda quién eres", ha sido "una dura lección", pero que le ha permitido también redescubrirse personalmente.
Las lecciones de vida de la cárcel
Becker, significativamente más delgado que antes del encarcelamiento, dijo haber sentido hambre mientras estaba en prisión. "Por supuesto que perdí mucho peso. Fui a prisión con 97 kilos y ahora no llego a 90", relató Becker, "Pensé que a los 54 años ya había experimentado todo, pero esto era nuevo". En prisión no bebió alcohol, no fumó y comió muy poco durante semanas o quizás meses.
El ex tenista también declaró que "Un preso llamado John me decía que si no hacía esto o aquello, me mataría. Lo había probado con otros", explicó. "Conocí en confianza a tres presos que me salvaron la vida. En octubre, otro preso quería matarme y me explicó exactamente cómo lo iba a hacer. Por suerte tenía el apoyo de esos tres compañeros y este preso vino a disculparse". El alemán reconocía que "Allí no eres nadie, no eres más que un número, el mío era A2923EV. No me llamaban Boris, sólo era un número, y les importa una mierda quién eres. Para sobrevivir nos necesitamos los unos a los otros"
En la entrevista exclusiva con el canal de televisión Sat1 también contó que para su 55 cumpleaños recibió tres pasteles de otros presos. "Nunca, ni siquiera en libertad, recibí un gesto tan desinteresado. Tuvieron que gastar algo de su dinero apretado y dármelo. La prisión es un mundo diferente.