La cantante malagueña, Ana Mena está de vuelta. La artista acaba de presentar su nuevo single llamado, “Un clásico”, como arranque de su próximo álbum de estudio. Un lanzamiento muy esperado, tras el cual le ha seguido el anuncio de las fechas de su esperada nueva gira “Ana Mena Tour”.
Sin duda la malagueña está recogiendo los frutos de su intenso trabajo a lo largo de los años. La cantante se dio a conocer con apenas diez años, cuando interpretó a ‘Marisol’ en la TV Movie o por ganar la XII edición del programa Veo Veo. Desde entonces no ha parado de crecer y cosechar éxitos dentro y fuera de nuestras fronteras, como en Italia, donde participó en el Festival de San Remo, y estuvo cerca de representar al país transalpino en Eurovisión.
La experiencia italiana
Su salto a la fama en el país de la bota tuvo lugar mucho antes de hacerlo en su país de origen. En una entrevista a El Independiente la malagueña explicó cómo empezó todo. Surgió la oportunidad de colaborar con el italiano Fred De Palma en D’Estate non vale (2018). «Yo no era absolutamente nadie, no conocía a nadie en Italia y él era un artista que se estaba desarrollando», de ahí que ninguno de los dos cantantes esperara el revuelo que generó en el país azzurro.
«Confiábamos mucho en la canción y a las dos semanas de estrenarse se metió en el Top 100 sin listas, sin radios y sin tener nada de respaldo, únicamente gracias al boca a boca de la gente». De ahí, al número uno. La malagueña volvió a colaborar en 2019 con De Palma en Una volta ancora, que tuvo su versión española en Se iluminaba; y en 2020 repitió la experiencia italiana con Rocco Hunt en A un passo dalla luna, que también trajo al mercado nacional. Así, Italia «ha sido un país que me ha acogido como si fuese suya, me siento hermanada a ellos y muy agradecida»
Como curiosidad para grabar D’Estate non vale sin tener ni idea de italiano, utilizó el Google Traductor para repetir la letra hasta memorizar la entonación. Luego se animaría a estudiar el idioma, aunque como reconoció más tarde a Pablo Motos en El Hormiguero, la primera palabra que aprendió en el idioma de Da Vinci, fue “cazzo” o sea, el aparato reproductor masculino, curioso ¿verdad?