George Constantine Nichopoulos, ha pasado a la historia por ser el médico personal de Elvis Presley. El doctor Nick, como era conocido entre sus íntimos, era el facultativo de guardia de un centro médico de Memphis. Fue allí donde recibió una llamada el 26 de febrero de 1967 procedente de Graceland, la mansión en la que residía Elvis Presley.
A Elvis le habían salido llagas en los muslos y las nalgas como consecuencia de sus paseos a caballo y tenía que viajar hasta Hollywood para el rodaje de una película. Tenía el cuerpo dolorido y Nichopoulos supo cómo hacer más soportable la situación de la estrella recetándole un ungüento. A partir de ahí se convirtió en inseparable de El Rey.
Las recetas “mágicas” del doctor
Juntamente con el “coronel” Parker, su mánager, tenía control de la vida de Elvis. Pero la salud del cantante se iba deteriorando. Sus compromisos en la gran pantalla, sus actuaciones en Las Vegas, las grabaciones de discos... Todo ello iba poco a poco minando a un hombre al que le costaba coger el sueño por las noches y que padecía de reumatismo. Había que salvar toda aquella máquina de hacer de dinero y las recetas médicas del doctor Nick le fueron administrando todo tipo de drogas, entre ellas opiáceos, anfetaminas, barbitúricos, tranquilizantes, hormonas y laxantes.
Nichopoulos le daba anfetaminas antes de subir a escena, sedantes para que pudiese descansar al concluir y analgésicos para sus dolores. Nunca supo decirle que no. Se cree que le recetó más de 10.000 sedantes, narcóticos y estimulantes solamente en los ocho meses finales del cantante.
Elvis Presley tenía solo 42 años cuando apareció muerto en el suelo de su baño de Graceland, el 16 de agosto de 1977. La autopsia encontró trazas de catorce drogas en su sangre, había restos de codeína, morfina, valium, placydid, nembutal, butabarbital y quantum. En sus últimos días pesaba 130 kilos y padecía glaucoma, hipertensión, intestino irritable, estreñimiento crónico y dolores reumáticos. Era un zombi que avanzaba sostenido por las “drogas legales”, que le recetó, George Nichopoulos, al que siempre llamó «Dr. Nick».