Hace ya dos semanas que tuvo lugar la Super Bowl LVII, y más allá de la victoria de los Kansas City Chiefs, será también recordada por la vuelta a los escenarios de la cantante de Barbados, Rihanna, durante el show del intermedio del partido en el State Farm Stadium, de Glendale, Arizona.
Críticas a su actuación
Una actuación que no dejó indiferente a nadie, recibiendo numerosos comentarios positivos, pero también duras críticas por parte de los sectores más conservadores del país. Según TMZ, a Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos, un organismo encargado de velar por lo que se emite en televisión en suelo norteamericano, recibió más de un centenar de reclamaciones.
Las críticas se han centrado en haber sido un show "demasiado sexy", con afirmaciones como “‘actuación’ grosera y obscena”, "No me importa lo que alguien adore, pero los niños no deberían estar expuestos al contenido para adultos. No deseo verlo... ¿A dónde ha ido la decencia? ¿Qué tal el respeto por los demás y por uno mismo?". "Este año, el espectáculo de medio tiempo fue tan indecente que tuve que apagar la televisión por el contenido para adultos", fue otra de las críticas.
Sin embargo la actuación de Rihanna fue una de las más comedidas de los últimos tiempos. La explosión de luces y sonido, la combinación del blanco y el rojo y un gigantesco cuerpo de baile hizo recordar al intermedio de The Weeknd. Luego Rihanna ascendió a lo más alto gracias a esas plataformas que generaban todo tipo de composiciones. Los fuegos artificiales envolvían en llamas al público de la Super Bowl que acabó sin invitados y sin demasiadas sorpresas pero con tres canciones cerrando una actuación memorable: Run this town, Umbrella y Diamonds.
Además hay que indicar que la cantante aprovechó esos 14 minutos de show para anunciar su segundo embarazo de manera oficial, una circunstancia que muchos seguidores comentaron viendo su vestuario y las formas de su cuerpo.