Era el año 1998 cuando el presidente de los Estados Unidos de por aquel entonces, Bill Clinton, tuvo una aventura con una becaria de la Casa Blanca, la famosa Mónica Lewinsky. La joven no tuvo problemas a la hora de mantener relaciones sexuales con el hombre más importante de su país que además ya estaba casado con Hilary Clinton, como su apellido confirma.
El affaire entre el ex jefe de Estado y la joven becaria saltó a las masas en enero de aquel año y fue gracias a que una amiga de Mónica envió unas grabaciones al FBI donde se escuchaba al presidente y a la becaria en plena faena. El escándalo se acabó haciendo público a través de la televisión americana y el presidente demócrata no tuvo otra que someterse a un juicio político donde no tuvo que lamentar males mayores pues fue exonerado y en las siguientes elecciones los estadounidenses volvieron a darle su confianza.
Y es que es quizás la etapa por la que ha tenido que pasar Clinton en su carrera como presidente y eso que tuvo una gran repercusión sobre un tema en el que reconoció haber consumido marihuana cuando era adolescente. Pasa que lo de Mónica no iba solo contra su trabajo si no también contra su matrimonio. El presidente tuvo que rendir cuentas también con su mujer lo que le valió para ser humillado doblemente.
La excusa que puso en aquel momento es que sentía mucha presión por su trabajo y que las felaciones que le hacía la becaria le hacían escapar del estrés y de esa vida tan complicada que llevan a cabo los presidentes. De todos estos detalles y de muchos más habló la propia Hillary Clinton en un documental que se estrenó a principios de este año y que ha dejado informaciones escandalosas que no dejan bien a Billy.