Se podría decir que Will Smith se quedó prendado cuando grabó el Príncipe de Bel-Air pues al parecer su casa tiene poco que envidiarle al de sus tíos en el famoso barrio de la ciudad de Los Ángeles. Junto a su esposa Jada Pinkett se han comprado una casa de lujo en Hidden Hills, Los Ángeles.
La propiedad esta valorada en unos 9,7 millones de euros y cuando se empiece a describir entenderán por qué. Más que una casa es una finca ya que solo en vivienda se cuentan con dos plantas de casi 900 metros cuadrados cada una.
En ellas encontramos una sala de cine insonorizada con varios sofás para poder disfrutar de una película en familia. Un gimnasio con todo tipo de máquinas para que Will no pierda su estado de forma entre película y película. Una cocina con dos islas, varios salones diáfanos y detalles de lujo.
En los exteriores cuenta con una piscina infinity, una pista de tenis y de baloncesto. Por todos es conocido la pasión que tiene el actor por el baloncesto y por el tenis. Aunque si por algo se destaca la vivienda es por el homenaje que hace al minimalismo y a los espacios.
Una casa de gran tamaño pero sin habitaciones pequeñas o pasillos estrechos. La planta de abajo es el mejor ejemplo de ello pues todas las estancias están conectadas entre sí, evitando las puertas y la sensación claustrofóbica que entendemos no debe gustar nada a la pareja.