Vladimir Putin es quizá la mayor amenaza para el planeta tierra junto al cambio climático. Y es que desde que acabara la segunda guerra mundial y estallara la crisis de los misiles, el planeta no ha vuelto a tener peligros tan elevados.
La amenaza de una catástrofe nuclear está sobre nuestras cabezas, aunque el presidente ruso no parece dispuesto a acometer tal barbarie. De hecho, Vladimir Putin no ha cambiado muchos de sus hábitos ni sus residencias.
El presidente ruso desde que empezó la guerra ha seguido viviendo en el Kremlin, ubicado en pleno corazón de Moscú, concretamente en el Gran Palacio, que es la residencia oficial del presidente ruso.
Este espectacular edificio cuenta con más de 700 salas, entre las que se incluyen la Cámara de las Facetas, la Cámara Dorada de la Zarina, el Palacio de los Terems y las iglesias palaciegas.
También cuenta con varias estancias de recepciones, siendo la de San Jorge la más grande de todas: 61 metros de longitud, 17,5 metros de altura y 20,5 metros de ancho. El Gran Palacio del Kremlin es en la actualidad uno de los centros más importantes de la vida estatal y religiosa de Rusia.