Francisco Nicolás Gómez Iglesias saltó a la fama después de que se conocieran sus escándalos donde se hacía pasar por alguien que realmente no era. Esto le llevo a hacer cosas poco habituales entre el resto de los mortales como vivir en una casa que no podía pagar.
El joven, más conocido como Pequeño Nicolás vivía en una casa de 700 metros cuadrados en Madrid. Lo utilizaba también como centro de negocios pues su apariencia era la de un joven que pretendía comerse el mundo hasta que el mundo se lo comió a él.
Por esta casa situada en un lujoso barrio madrileño de la Calle de Carbonero y Sol pagaba al mes la friolera de 5.100 euros. La casa pertenecía a un príncipe, el famoso Kyril de Bulgaria, Príncipe de Preslav, eso sí, este no era consciente de quien era su inquilino.
Y es que el Príncipe se apoyó en una inmobiliaria para que gestionara la vivienda pues apenas la usaba. De hecho, hay fuentes que afirman que en ningún momento llegaron a estar en contacto.
Este chalet contaba de tres plantas, un garaje y un semi sótano. Evidentemente, era una de las casas que utilizaba para aparentar pues este famoso personaje del panorama nacional tenía más de actor de cine que de real.