En la historia del cine ha habido numerosas películas que han causado sensación gracias a la personalidad de sus protagonistas. Es el caso por ejemplo de la película que quizás mejor representa ese rol. Se trata de El silencio de los corderos, protagonizada por un Hannibal Lecter imprevisible en su carácter.
El personaje puede ser de lo más educado y cortés, aunque pronto se le cruzan los cables y te mata de forma sádica hasta masticar tus órganos. Algo que da asco y miedo, pero que por estar en las antípodas del sentido común atrae tanto. Es una de las mejores películas de la historia.
Otra que tiene el honor de pertenecer a ese mismo club es sin duda La Naranja Mecánica. Su protagonista Alex DeLarge es un sociópata en toda regla, disfruta con la violencia y generando pánico en sus víctimas. La pasión que siente por Beethoven puede que esté relacionada con esos ataques fulminantes de locura.
Stanley Kubrick también volvió a crear un personaje parecido años más tarde en la película La chaqueta metálica. Uno de los personajes se llamaba Patoso, que recibía abusos por parte de su capitán, perdió la cabeza y si no conocen el final y os gustan este tipo de películas ya estáis tardando en descubri al genio del simbolismo cinematográfico.
Quizá uno de los locos más guapos de la gran pantalla fue sin duda Patrick Bateman, el protagonista de American Psycho. El papel lo hace un Christian Bale muy joven. Y la película es todo un repertorio de micro locuras que acaban desembocando en sangre desmedida, todo con algo de suspense en un tipo con apariencia de ser de lo más normal.