El sueño de los Backstreet Boys parte de la ciudad estadounidense de Orlando, Florida, cuando A.J. McLean y Howie Dorough buscaban trabajo como modelos y actores, cada uno en diferentes agencias publicitarias, hasta que un día de 1992, se conocen durante un concurso para jóvenes talentos de aquella ciudad, El Carnaval Latino. De esta forma A.J. y Howie empezaron a congeniar en gustos y sueños; entre ellos la pasión hacia la música y el deporte. En medio de las audiciones a las que asistían, conocieron a otro chico, Nick Carter, con quien de inmediato congeniaron.
De trío a quinteto
La revista Blue Street publicó una convocatoria para participar en unas audiciones, donde el productor y cazatalentos Louis J. Pearlman buscaba a jóvenes, para la formación de un grupo musical. Los chicos no perdieron oportunidad e hicieron la audición, pero el productor les propuso que en vez de ser un trío, fueran cinco los integrantes de aquella agrupación. Pearlman inició la búsqueda haciendo contacto con Johnny Wright, quien le presentó a Kevin Richardson, procedente de Kentucky y que trabajaba en el parque de atracciones Disney World de Orlando como animador, pero aún faltaba un integrante para el grupo, de inmediato Kevin llamó a su primo Brian Littrell.
El trío y los dos nuevos integrantes se acoplaron rápidamente y formaron una gran amistad a medida de los múltiples ensayos y presentaciones. Ahora sólo faltaba el nombre para el grupo, primero como “Orlando Boys”, “Florida Boys”. Luego con motivo de un centro comercial ubicado en el centro de Florida, llamado Backstreet Store, los cinco integrantes deciden ponerle al grupo Backstreet Boys.
Pearlman contrató al ex mánager de New Kids on the Block Jhonny Wright, quien junto a su esposa Donna, serían los encargados de someter a los chicos a duros entrenamientos vocales y de baile, así como a grabaciones en estudios y actuaciones en pequeños locales.
Al principio, el grupo hacía versiones de sus temas preferidos, entre los que se incluía If I ever fall in love de Shai, pero poco a poco encontraron su propio sonido, basado en la armonía de sus voces y una mezcla de pop y R&B. Su deseo era cantar para cualquiera y en cualquier sitio, por lo que el quinteto recurrió a la táctica de demostrar sus cualidades, interpretando canciones a capella en los recibidores de las oficinas de las casas discográficas locales. Rápidamente su talento y su tenacidad comenzó a dar frutos y a los seis meses de haberse formado grabaron el single Tell me that I'm dreaming. Al poco tiempo Jive Records se interesó por la banda y les fichó en 1994. Tras ponerles en contacto con los productores Veit Renn y Tim Allen comenzaron a trabajar en el primer álbum de la banda Backstreet Boys que se publicó en Europa y Canadá en 1996. El disco fue un gran éxito en el Viejo Continente y se situó durante varias semanas en el Top 10 en la mayoría de los países en los que entró en listas. Sería el principio de un auténtico fenómeno de masas.