Bien es cierto que los medios de comunicación han estado muy atentos a la vida de Iñaki Undargarín en la cárcel. Eso sí, hay detalles que pasan desapercibidos y estos han salido a la luz gracias a Nacho Gay, periodista y director de Vanitatis, que ha presentado su libro ‘Urdangarin, relato de un naufragio’, y en él trata la manera en la que fueron los dos años del exduque en la prisión de Brieva.
La principal conclusión que refleja el escritor en su obra es que Iñaki Urdangarin nunca fue un preso común. De hecho, tuvo dos años de ventajas, respecto a otros reclusos: "Algunos privilegios eran compresibles o se pueden defender por cuestiones de seguridad, pero otras menos, como tener una televisión o tener una bici estática frente a la televisión", aseguró.
El autor de esta obra resalta que el hecho de hacer deporte hizo que Urdangarin buscase varias vías para hacer deporte en la cárcel. Un aspecto curioso es que el gimnasio de esta cárcel para mujeres tenía bicis adaptadas a las estaturas de las presas, pero Iñaki necesitaba una bici adaptada a él. Por ello, pidió una bici para él, que pagó él.
Una celda totalmente diferente a las demás
La gran diferencia en el trato de Iñaki respecto a los presos es que su celda era distinta a la de los demás. La del exduque de Palma estuvo viviendo en una celda que no solo tenía la zona de la cama y el baño tenía una sala de estar que tenía solo para él.
Tuvo que convivir con la soledad y se le hizo bastante duro los primeros meses, llegando al punto de que sufrió hasta una decepción: s verdad que lo pasó muy mal en la cárcel. "Estuvo 949 días solo, 24 días solo. Solo hablaba con los funcionarios y con el capellán de la cárcel, con el que entabló una relación estupenda. Tuvo una especie de depresión a los meses de entrar en la cárcel", aseveró.
En cuanto a las visitas, Nacho Gay resalta que empezaron siendo frecuentes. Una persona que se solía pasar era la Reina Leitizia. Sin embargo, con el paso del tiempo cada vez lo acudía menos gente a verlo.
Por último, el autor del libro resaltó que durante la estancia en la cárcel, a Iñaki le llegaban muchos paquetes, que en su mayoría contenían libros de lectura para hacer así más amenas las horas en su celda: "Le llegaban muchos libros a la cárcel, pero le llegaban muchos religiosos y de filosofía", concluyó.