En la junta directiva del Fútbol Club Barcelona se trabaja todos los días por encaminar la situación económica y deportiva del club para devolverlo a su gloria pasada y volver a ser referencia del fútbol mundial como uno de los mejores clubes del mundo cuyo título ha quedado muy atrás en el paso del tiempo y que, a como de lugar, mantendrán el club a flote, sin importar las consecuencias.
Sin embargo, hasta en las mejores directivas hay pretensiones personales, y el Barcelona no es una excepción, pues un directivo de la junta de Joan Laporta ya empieza a encaminar un plan para poder hacerse con el más alto cargo del club y sin importar quién o qué se interponga en su camino al ‘trono’.
El peligro para Laporta
La situación financiera del club es, actualmente, crítica, al punto en el que se está empezando a barajar una opción real de venta parcial del club en un intento de mantener una parte del mismo en propiedad de los socios con un modelo mixto de propiedad; algo que a los socios no parece agradarles y podrían comenzar a ‘amotinarse’ contra su capitán en este barco azulgrana.
Bajo esta primicia, Eduard Romeu, vicepresidente económico del club, comienza a ejecutar un posible plan en el que podría elevarlo a lo más alto de la entidad catalana y sentarlo como presidente del Fútbol Club Barcelona en el proyecto que se viene a futuro de convertirse en Sociedad Anónima Deportiva, si es necesario.
A Eduard no le limitan las cuestiones sentimentales si se trata de llegar a una meta que beneficie a largo plazo al club y que, junto a un grupo muy íntimo que ha formado en su estadía en las inmediaciones del club, planea hacerse con la presidencia de este a futuro y así poder regresar al Barcelona a sus épocas doradas, en la situación y contexto que sean.
El club en peligro
Aunque parece que las cosas comienzan a salirse de control para el presidente Laporta, aún no hay nada hecho y es por eso que, junto a sus directivos, buscan una solución inmediata para no recurrir finalmente a la adquisición del club por parte de un grupo anónimo y continuar como un club enteramente de sus socios.
No obstante, la situación no pinta bien para un club que lleva más de una década en caída libre por malas gestiones y pésimos trabajos en cuestión financiera que prefirieron vivir en la ostentosidad y el despilfarro a costa del club más exitoso de esa época y que, incluso Laporta se aprovechó en su momento. Ahora toca pagar.