La falta de transparencia de Joan Laporta empieza a preocupar a algunos socios del FC Barcelona. Al comparar el coste del Espai Barça con el nuevo Santiago Bernabéu, salta a la vista que las diferencias son más que notables. También contrasta el alto precio del proyecto de Laporta con el que planteó en su día Bartomeu, menos faraónico, pero con el respaldo de una de las firmas arquitectónicas más prestigiosas del mundo, la japonesa Nikken Sekkei.
En noviembre del año 2020, el Barça tenía acordado un proyecto que representaba un coste de 815 millones de euros para todo el Espai Barça. En dicho acuerdo, se incluía el Palau Blaugrana, la licencia de obras estaba concedida y el acuerdo de financiación a punto de firmar, cuando los tipos de interés estaban más bajos que ahora, y con unas obras que eran compatibles con la continuidad de los partidos en el Camp Nou.
El proyecto de Bartomeu representaba un coste total de 1.250 millones de euros, al sumar a esos 815 iniciales sus interes.
Cuando Laporta llegó a la presidencia del club, tiró por la borda el proyecto y apostó por uno nuevo. Se otorgó la adjudicación a una constructora turca, Limak, que se encuentra lejos del prestigio acumulado por otras aspirantes a la ejecución de las obras.
Se ha firmado un préstamos de 1.450 millones de euros, a un interés medio que, según el club, ronda el 5,5%, aunque otras fuentes señalan que se trata de 7,11%.
El Espai Barça y el nuevo Santiago Bernabéu
A los 1.450 millones de obras hay que sumar los elevados intereses, que obligarán al Barça a abonar 94 millones anuales durante 30 años. También existe una carencia de cinco años, aunque la directiva asegura que en cuanto se acaben las obras, se empezará a pagar la deuda.
La estratosférica cifra de 2.820 millones de euros contrasta con los 900 millones de euros que pagará el Real Madrid por las obras del Bernabéu.
Florentino Pérez solicitó créditos por valor de 800 millones, que devolverá con un pago tasado hasta 2049 con un interés medio del 2,2%. Además, hay que tener en cuenta que el templo blanco ya está casi terminado y empezará a producir ingresos desde diciembre. Y es que el presidente del Madrid aprovechó los tipos bajos de interés y su influencia para conseguir un precio razonable y que, comparado con el del Espai Barça es una ganga.